En cambio la madre natural, ya separada, asegura que el hombre estuvo a cargo de la educación de las menores durante un tiempo y que ello ocurrió por su voluntad de involucrarse afectivamente con los niños. Esto es lo que entiende que funda su reclamo y lo hace justo.
Según la Autoridad de Fertilidad Humana y Embriología británica, la responsabilidad del donante se hubiera resuelto si la inseminación se hubiera realizado en una clínica de fertilidad autorizada, donde se le habría otorgado el término de “donante legal”. Ello no ocurrió en este caso, porque la pareja era conocida del donante y decidieron hacerlo de forma privada.
En tal sentido, la entidad admitió que deberían especificarles a los hombres cuál es la única manera de eximirse de responsabilidad, lo que claramente no ocurre en los casos de inseminaciones “caseras”.
Por otra parte, en el Reino Unido rige una ley que admite los matrimonios homosexuales, pero aún no reconoce la paternidad de ambos integrantes sino sólo de los progenitores. Se busca para eso, lograr introducir una reforma que extienda los derechos y obligaciones de la paternidad a la madre no biológica, lo que está siendo tratado.
En tal sentido, en los Estados Unidos varios tribunales de diversos Estados, han resuelto que la madre no biológica no tenga derechos, lo que causa conmoción en las comunidades homosexuales. Los jueces americanos que han fallado en este sentido y la agencia británica en este caso, se ajustan al principio legal que desemboca en que la madre no biológica de los niños, en la pareja lesbiana, no tiene ninguna responsabilidad legal sobre los hijos, mientras que sí la tiene el padre biológico, aunque haya actuado simplemente como donante.
La fertilización asistida, es un recurso al que accede cada vez más gente en el mundo, pero en cada país es regulado con diferentes criterios. En Alemania o Polonia, por ejemplo, las normas indican que sólo parejas casadas legalmente pueden emplear estos tratamientos. En Dinamarca y Australia se permiten en parejas estables con al menos dos años de convivencia. En Inglaterra y España, en cambio, la legislación ha ido más allá, pues admite que mujeres solas y parejas de lesbianas tengan hijos con estas técnicas.
Por su parte, en Nueva Zelanda rige una ley que dice que los chicos pueden conocer a los donantes, aunque aclara que no les pueden reclamar nada, incluso en relación a una herencia (algo que, en cambio, sí permiten las legislaciones de Suecia, Austria y Australia).
En el caso de Argentina, no hay una ley que prohíba la inseminación artificial de mujeres solas, pero tampoco existe una que regule el procedimiento y proteja al donante de situaciones como las de este británico, es decir que es un vacío legal que debería cubrirse.
Existen diversos proyectos que regulan la temática que deben ser tratados por el congreso. Aún no se conoce ningún avance sobre ninguna iniciativa en particular.