Los camaristas Julio Lucini y Mario Filozof aconsejaron, ante las confusas conclusiones de pericias, a convocar a prestar declaración testimonial a los profesionales médicos, “a fin de evacuar los interrogantes que pudieran surgir sin necesidad de someterla al tránsito por una nueva Cámara Gesell” revictimizando a la niña.
El presunto abuso sexual fue descubierto por la mamá de la menor al revisarle su correo electrónico. Por ello, la defensa planteó la nulidad del procesamiento, al invocar la Convención Sobre los Derechos del Niño, respecto a que “ningún niño será objeto de injerencias arbitrarias o ilegales en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia…”.
“Entendemos que tal disposición no es aplicable al caso en la medida en que aquella “injerencia arbitraria” no alude a la que legítimamente tienen los progenitores en el ejercicio de la patria potestad, y al control sobre la educación y formación de sus hijos menores de edad”, recalcaron los camaristas, quienes señalaron que “la damnificada sólo poseía 13 años de edad, y más allá de que se pueda compartir o no, resulta admisible que el padre controle el acceso de su hija a internet”.
Además, tuvieron en cuenta que “la menor jamás ha demostrado sentirse agraviada o víctima de un delito ante la revisión de su correo electrónico”.
Sin embargo, sí admitieron que “la víctima introdujo con sus comentarios cierta duda sobre la verosimilitud de su imputación al dar como probable que su relato pueda responder a su imaginación”.
“Puesta en crisis así la imputación, surge la conveniencia de aclarar con precisión aquellos informes que dan lugar a tan confusa conclusión y a que se haga saber previamente a la defensa los actos que se desarrollen en ese sentido, para que haga valer sus derechos, debiéndose extremar los recaudos para evitar revictimizar a la menor”, concluyeron, tras lo cual ordenaron profundizar la pesquisa.