De esta forma la titular del juzgado en lo Contencioso Administrativo y Tributario número cuatro, Elena Liberatori de Haramburu, dispuso que en el hospital Materno Infantil, Ramón Sardá, se le realicen las intervenciones quirúrgicas a C. L.( se reserva la identidad para preservar a las partes) ya que la situación de su embarazo posee un cuadro de carácter “irreversible”.
La mujer se presentó ante la justicia porteña ante la negativa de las autoridades del centro asistencial a hacer efectivo su pedido de anticipación de parto, ya que estaba embarazada de un feto que tenía “malformaciones múltiples que hacen imposible su vida extrauterina una vez producido el nacimiento”.
En ese sentido, los profesioneales del centro manifestaron que para poder llevar a cabo la interveción quirurgica era necesario contar previamente con una autorización judicial.
Ante este hecho, C.L. presentó un recurso de amparo en contra del Gobierno de la Ciudad, quien, al tiempo de contestar la demanda, manifestó que “no media conflicto entre la actora y él, sino entre la madre y el niño en gestación, motivo por el cual entiendió que no adquiría calidad de parte en la contienda, alegando finalmente que la cuestión debe ser dilucidada en la justicia.
En el expediente se detalló que la amparista comentó que la circunstancia de llevar en ”su seno un feto inviable la ha sumido, junto a su pareja, en "... una profunda crisis emocional, a la cual arrastramos a nuestros padres, quienes vieron frustrados los deseos de recibir al primer nieto. Así todo lo que antes era motivo de alegría ... se volvió motivo de insoportable dolor, angustia, temor".
"Dolor por saber que el fin del proceso biológico que implica mi embarazo me llevará inexorablemente a un parto o a una cesárea tras los cuales no habrá vida y de los que no saldré con mi hijo en brazos como tanto soñé. Angustia por la incertidumbre de no saber cuando y como llegará ese traumático fin. Temor, porque cada día que pasa se acerca "el día" provocándonos tanto a mi como a mi grupo familiar el sufrimiento más profundo, extemo que redunda en un daño psicológico que nos costará supera”.
Por su parte, la juez consideró que “el padecimiento psíquico y espiritual por el que está atravesando la actora y su familia en función de las circunstancias profesionalmente comprobadas acerca de que es inviable la vida extrauterina y autónoma del bebe y que la eventual inducción del parto, para la cual ha acudido a solicitar la autorización judicial, no modificará ni agravará la patología), a la par de que en dicho informe se destaca el daño psíquico en la madre y la alteración emocional de las relaciones familiares, sustentan inequívocamente la necesidad de acceder a lo solicitado”.
Por ello, la magistrada porteña hizo lugar al recurso presentadó por la mujer y ordenó que en el hospital proceda a inducir el parto o a practicar una cesárea.