“Se los pregunto a los consejeros presentes: ¿Qué es chorear? Si esto no es choreo, ¿qué es choreo?”. Las palabras del secretario de Justicia de la nación, Julián Álvarez, rompieron con el protocolo ceremonial que normalmente solo se veía interrumpido por los consejeros legisladores en años anteriores. Así se manifestó en la reunión de la Comisión de Disciplina del Consejo de la Magistratura, este jueves, al referirse al caso del juez federal de Quilmes, Luis Armella, acusado por irregularidades en el saneamiento del Riachuelo, y cuyo expediente con pedido de jury fue aprobado.
También hubo un dictamen en este sentido para el presidente de la Cámara Federal de Bahía Blanca, Néstor Montezanti, quien está acusado de haber formado parte de la Alianza Anticomunista Argentina (conocida como Triple A) y de ser personal civil de inteligencia durante la última dictadura militar de nuestro país en el Destacamento de Inteligencia 181. El envío a jury debe ser ratificado por el plenario, en donde se necesitan dos tercios de los votos a favor para acceder a este proceso.
La discusión en torno a las diferencias entre oficialismo y oposición dentro del Consejo de la Magistratura suele salir a flote, pero la norma es que los encuentros transcurran con cierta tranquilidad. Este jueves fue una de esas excepciones en las que las acusaciones cruzadas rompieron todas las mociones de orden dispuestas por el presidente de la Comisión, Jorge Candis, el consejero académico.
Esta brecha empezó a notarse cuando el consejero Leónidas Moldes brindó su justificación para explicar por qué había elevado un dictamen donde proponía la desestimación de la denuncia contra Armella: “Creo que para pensar tan mal del juez hay que aportar pruebas concretas y aquí hubo solo conjeturas. De la causa penal tampoco surgieron elementos para acusarlo”, espetó el magistrado.
Es importante recordar que el juez quilmeño fue apartado de la causa a través de la cual se llevaba a cabo el saneamiento de la cuenca Matanza-Riachuelo, que había sido puesta a su cargo por la Corte Suprema de Justicia de la Nación (CSJN). Fue una auditoría del Máximo Tribunal nacional la que provocó que el magistrado fuera desplazado de esta tarea, y Álvarez recordó en varias oportunidades que hubo una presentación ante el Consejo de la Magistratura para que se lleve a cabo la investigación pertinente.
Después de señalar los vínculos entre las empresas contratadas para llevar a cabo tareas en torno al saneamiento y familiares de la esposa de Luis Armella, Álvarez comenzó a irritarse frente a los desagravios de parte de los jueces con su colega: “Acá Armella dijo ‘mi amor, traé a tu hermano y a tu papá y traigamos a esta familia que es amiga’”.
Y fue entonces cuando empezaron los señalamientos entre los consejeros, ya que apuntó contra Moldes y precisó: “En el caso de Montezanti, un juez que está vinculado contra la dictadura, dijo ‘me abstengo’. Bueh, pertenezco (haciendo referencia a Moldes todo el tiempo) al estamento de los jueces, lo entiendo, pero este tipo (en referencia a Armella) es directamente chorro”.
Sin eufemismos mediando, el secretario de Justicia de la nación refirió: “¿Vamos a dejar que siga robando con el juzgado más grande de Buenos Aires? ¿Es joda esto? ¿Estamos discutiendo verdaderamente esto?”, objetó con un tono de indignación, después de leer una vez más todas las probanzas que motivaron el dictamen de pedido de jury.
La respuesta de Moldes no se hizo esperar, y el magistrado consignó que “el juez (por Armella) no contrató a las empresas y no puede responder por hechos de terceros. Ninguna de las auditorías dice que hubo sobreprecios. Hubo 28 testigos en la causa y ninguno imputó ninguna de estas actividades”.
Nuevamente, Álvarez tomó la palabra; este intercambio en donde sus intervenciones fueron varias provocó el descontento de otros consejeros, pero de cualquier forma no dejó de citar algunas de las conclusiones de la auditoría que llevó a cabo la Corte sobre el trabajo del juez quilmeño en torno al saneamiento: “’La sentencia (de la causa “Mendoza”, dictada por la Corte en 2008 y tendiente a la limpieza del Riachuelo) no siguió un orden metodológico’. Fue el cuerpo de auditores el que pidió que se lo denuncie penalmente”.
En el medio de varias idas y vueltas y acusaciones, el consejero Héctor Recalde bromeó al respecto y consignó que “un filósofo italiano dice que la familia es la piedra angular de la sociedad, y parece que el juez Armella se lo tomó muy en serio”.
El consejero Luis Cabral, quien seguía atentamente la discusión, trató de no intervenir demasiado pero llegó el punto en el que, después de escuchar argumentos de ambas partes, espetó que “Armella no tuvo todas las instancias de defensa”.
La consejera Anabel Fernández Sagasti se refirió a Cabral y Moldes y consignó: “Acá tenemos colegas que defienden su corporación. Si fuese un funcionario del Ejecutivo el que estuviera en discusión se pediría que lo apedreen en la Plaza de Mayo. No nos da la cara”, expresó mientras era interrumpida a los gritos por Ángel Rozas, quien pasó por encima de una moción de orden del presidente de la Comisión, Jorge Candis.
“¡Usted no es patrón acá! ¡Usted está sentado circunstancialmente en ese lugar!”, afirmó Rozas a los gritos y de cara a Candis, señalando que dejó intevenir a Álvarez en reiteradas ocasiones y afirmando, además, que solo le faltaba felicitarlo en cada una de sus argumentaciones.
Después de varios cruces entre oficialismo y oposición, en los que no faltaron nuevos agravios, la votación se llevó a cabo. Por la remoción, votaron Candis, Álvarez, Recalde y Sagasti; y por la desestimación, Moldes, Cabral, Rozas y Adriana Donato. El desempate fue llevado a cabo por Candis, según el reglamento del Consejo, y lógicamente votó a favor de la primera moción.
santiago pérez
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