La conformación de la Corte Suprema no se circunscribe sólo a la ocupación de sus vacantes. Una vez más surge el interrogante acerca del número de integrantes. La vicepresidente de la Nación, Gabriela Michetti, manifestó a distintos medios de prensa que en este 2016 “seguro se va a discutir la ampliación de la Corte Suprema”.
La vicepresidenta de la Nación, Gabriela Michetti, dejó entrever que la idea de ampliación de la Corte no es nueva, “como mínimo lo vamos a tener que debatir, no es solamente una cuestión de lo que queramos hacer desde Cambiemos o cuando que quiera hacer el Presidente, también hay una vocación de la oposición anterior e incluso yo la he escuchado en el recinto”, señaló.
La integración de la Corte y la posibilidad de aumentar sus miembros se remonta a fines de 2014, cuando el Alto Tribunal, en menos de ocho meses, pasó de tener siete a cuatro integrantes (Carmen Argibay y Santiago Petracchi fallecieron y Raúl Zaffaroni renunció, aunque la renuncia se hizo efectiva en enero de 2015).
De los siete miembros fijados transitoriamente en 2006 por la Ley 26.183, que redujo la cantidad de supremos de nueve a cinco – como históricamente se conformó el Máximo Tribunal. La Corte, por primera vez en diez años, funcionaba con menos integrantes que los dispuestos legalmente.
En enero de 2015 el Poder Ejecutivo propuso a Roberto Manuel Carlés para ocupar la vacante. En un clima convulsionado por la reciente muerte del fiscal Nisman, y tratándose de un año de elecciones, la oposición política al ex gobierno de Cristina Fernández de Kirchner manifestó su rechazo a aprobar la entrada del candidato al Tribunal Supremo.
Legisladores de los distintos espacios de la oposición acordaron que no iban a aprobar el ingreso de ningún juez al Tribunal hasta después de las elecciones presidenciales de octubre. En ese momento, la idea de volver a ampliar la Corte comenzó a tomar forma, como una estrategia para “destrabar” el conflicto.
La propuesta no logró concretarse y la llegada de Carlés a la Corte se truncó. En septiembre se sumó otro capítulo al “culebrón” de la Corte. Carlos Fayt, el ministro con más años en el Máximo Tribunal comunicó su renuncia, a efectivizarse el 11 de diciembre, un día después de que Fernández de Kirchner dejara la presidencia.
La Corte Suprema pasaba a tener tres integrantes y, más importante a efectos de la negociación política, dos vacantes. Luego de las elecciones que llevaron a la disputa en segunda vuelta entre Daniel Scioli y el finalmente electo presidente Mauricio Macri, el Poder Ejecutivo dio el último intento por completar el Tribunal Supremo.
Los dos nombres, en esa ocasión, fueron Domingo Sesín – del Tribunal Superior de Justicia de Córdoba - y Marcelo Sarrabayrouse – de la Cámara Nacional de Casación en lo Criminal y Correccional-. Pese a que se abrió el proceso de impugnaciones establecido en el Decreto 222/03, los tiempos no dieron. Los pliegos de ambos candidatos llegaron al Senado “sobre la hora” y con la elección presidencial definida en favor de Macri.
Con un nuevo color político en el Poder Ejecutivo, nada hacía pensar que iba a mantener a los postulantes de la administración anterior. El pronóstico se cumplió y el gobierno de Macri retiró los pliegos de Sesín y Sarrabayrouse a la vez que designó, mediante el procedimiento “en comisión” a Carlos Rosencrantz y Horacio Rosatti en el Máximo Tribunal.
La decisión de Macri trajo detrás muchas críticas e incluso un fallo que ordenó cautelarmente que no se les tome juramento a los nuevos magistrados. A fines de 2015, tras una reunión entre Macri y el presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, se acordó que el juramento sería aplazado hasta febrero, y que se iba a dejar avanzar el proceso fijado en el Decreto 222/03.
Pero luego de la feria llegará en marzo la apertura de sesiones legislativas y, no obstante, la posible toma de juramento a Rosencrantz y Rosatti, el gobierno de Cambiemos, sin mayoría legislativa en ninguna de las dos Cámaras, deberá consensuar con los otros espacios políticos la aprobación – o no- de los dos candidatos.
En ese escenario, una nueva modificación en la cantidad de miembros de la Corte aparece como alternativa. La doctrina, en su mayoría, apoya el criterio de que cinco miembros son pocos para un Máximo Tribunal. Michetti lo dejó entender cuando mencionó que “sólo Argentina y Uruguay tienen tan pocos integrantes en su máximo tribunal. La presentación de proyectos que hay en el Senado nos hace ver que hay una lógica que puede ser conversable”.