La Comisión de Disciplina del Consejo de la Magistratura de la Nación tomó declaración testimonial al ex presidente de la DAIA, Julio Schlosser y a la secretaria del fallecido fiscal Alberto Nisman, Soledad Castro, en el marco de un expediente contra Daniel Rafecas por presunto mal desempeño de sus funciones a raíz de la desestimación de la denuncia por el encubrimiento a Irán en la causa del atentado a la AMIA. “Nisman no estaba psiquiátricamente mal”, afirmaron los testigos.
El Consejo de la Magistratura de la Nación dio un nuevo paso en la investigación de las denuncias contra el juez federal Daniel Rafecas. La Comisión de Disciplina y Acusación tomó declaración testimonial a Soledad Castro, colaboradora y secretaria de Alberto Nisman en la fiscalía UFI-AMIA, y al ex presidente de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA), Julio Schlosser.
Actualmente, Rafecas tiene dos expedientes abiertos por su desempeño en la causa donde el fallecido fiscal Alberto Nisman acusó a la ex presidenta Cristina Kirchner, y a otros funcionarios, de encubrir a los ciudadanos iraníes imputados por el atentado contra la AMIA.
Se trata de las denuncias impulsadas por la diputada de la Coalición Cívica Elisa Carrió y el diputado del Pro Waldo Wolff. Ambos expedientes se encuentran acumulados bajo la instrucción del senador nacional Ángel Rozas.
En su presentación, Wolff explicó que “fue citado al despacho del juez Rafecas en su carácter de vicepresidente de la DAIA”, junto a otros miembros de la entidad. En este contexto, el diputado narró que el magistrado les dijo: “Voy a desestimar in limine. Al no estar vigente el instrumento objeto de la denuncia de Nisman no hay delito posible. Además, la denuncia de Alberto es flojita. Y yo considero que Nisman tenía algún problema psiquiátrico. Es más, su secretaria, la Dra. Soledad Castro coincide conmigo. Yo se la presente para que trabajara con él. Fue alumna mía en la facultad”.
“En ese momento el juez tomó de entre una cantidad importante de papeles que había en su escritorio dos carpetas. Las exhibió y nos dijo: ‘Nisman dejó dos escritos con la misma fecha totalmente opuestos en sus fundamentos. Los encontraron en la caja fuerte de su fiscalía. En uno pondera la actuación del Ejecutivo argentino respecto del atentado de la AMIA y pide la captura de los iraníes y en el otro lo critica de manera denodada. ¿A que Nisman le creo?”, relató el ex titular de la DAIA.
Cabe recordar que uno de los argumentos que utilizó el juez para desestimar la denuncia se basó en una serie de “borradores” en los que Nisman realizaba “consideraciones positivas de la política de Estado del gobierno nacional” y, además, promovía una presentación ante el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unida para que “active los mecanismos compulsivos, a fin de que se detenga y extradite a los iraníes acusados”.
En su escrito, el juez argumentó que en los borradores ”existía una postura diametralmente opuesta” a la que el fiscal manifestó a través de su denuncia. “Tratándose de la misma persona que firma aquellos documentos y esta presentación – la denuncia- (…) era esperable que todos estos textos, en su contenido y alcances, guarden absoluta coherencia e integración, los unos con los otros”, indicó y concluyó: “Sorpresivamente, esto no ha sido así”.
Las declaraciones, punto por punto
La primer testigo citada a sentarse a declarar en la sala del Plenario fue la ex secretaria letrada del fiscal Nisman, Soledad Castro. Luego de advertirle que estaba bajo juramento, los consejeros iniciaron una ronda de preguntas sobre su labor en la fiscalía.
“La denuncia se empezó a elaborar en septiembre de 2013; y en noviembre ya teníamos el primer borrador. A partir de ahí comenzamos a trabajar y recopilar información, ya que en ningún momento se hicieron medidas de prueba”, afirmó Castro ante la atenta mirada de los consejeros Adriana Donato, Ángel Rozas, Luis María Cabral y Leónidas Moldes.
Respecto a los documentos citados por Rafecas en su resolución, Castro explicó que “tras la muerte de Nisman se labró un acta donde se dejó constancia de la existencia de una serie de borradores de trabajo” donde el fiscal “proponía al Poder Ejecutivo una vía política para intentar lograr la entrega y extradición de los acusados iraníes en la causa AMIA”.
Puntualmente, Castro advirtió que Rafecas “no citó completamente la nota” al considerar que el juez federal “omitió parte del acta donde se dejó constancia que dichos documentos estaban desfasados, porque las valoraciones positivas expresadas en los borradores sobre el memorándum de entendimiento ya no formaban parte de su convicción actual”, por lo cual “no representaban lo que Nisman pensaba”.
“Nisman fue cambiando su opinión sobre muchas cuestiones a lo largo del tiempo. Yo interpreto que siempre sospechó del acuerdo”, dijo Castro y añadió: “En otras negociaciones, la Unidad Fiscal AMIA fue informada de los avances y propuestas, pero esta vez no hubo información. El fiscal solicitó datos sobre las negociaciones y su contenido, pero Cancillería se la negó por cuestiones de seguridad de Estado”.
“No mantuve contacto con Rafecas y no dije que Nisman estaba psiquiátricamente mal”, concluyó Castro, quien actualmente es secretaria letrada del ministro de la Corte Suprema de Justicia, Horacio Rosatti.
A continuación, los consejeros tomaron declaración al ex presidente de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA), Julio Schlosser. En su relato, mencionó que Rafecas les dijo a los miembros de la entidad que “la denuncia no tenía pies y cabeza y, que además, el fiscal necesitaba tratamiento psicológico”, y comentó: “Yo tenía diálogo constante con Nisman, y nunca me pareció que tuviera problemas de ese tipo”.
También describió a Nisman como una persona “vehemente, impulsiva, comprometida con la causa y consciente de su trabajo”, y relató que “luego de la muerte del fiscal, fue al despacho de la fiscal Viviana Fein a solicitarle que investigue su muerte” por considerar que “no daba la imagen de loco o de suicida”.
“Me gustaría saber cómo y porqué murió un fiscal general de la Nación. No es razonable ni explicable que no sepamos que pasó”, concluyó Schlosser.