Los ciudadanos deseosos de Justicia están hartos de las demoras exageradas, de conflictos que en lugar de resolverse son una eterna agonía. La única manera de lograrlo es a través de la instauración en todos los fueros de juicios basados en audiencias orales, donde los protagonistas son las partes.
Como sociedad necesitamos rápidamente un cambio de mentalidad que nos permita ser conscientes de la importancia de respetar las leyes y de que cuando esto no sucede nos corresponderá un castigo. Algo tan básico pero difícil de lograr en nuestra querida Argentina.
Es decir, debemos aprehender, en el sentido de internalizar, a respetar la ley por sobre todo, incluso por encima de los hombres. De lo contrario el caos, descontento y descontrol se adueñarán de nuestras vidas. Debemos además, exigirle al Estado que la ley sea guía y estandarte de seguridad y esto se logra si los ciudadanos participan de su ejecución y la controlan.
Para lograrlo el papel que debe cumplir la Justicia, es trascendental, puesto que si descreemos de la importancia de vivir en un sistema regulado o desconfiamos de sus operadores (ya sea porque son negligentes, inoperantes o corruptos) este ideal del que estoy hablando será imposible de alcanzar.
Es el Estado quien debe dar ese primer gran paso y la mejor forma de hacerlo es a través de la instauración de un sistema acusatorio o adversarial cuyas principales características y principios coinciden precisamente, con lo que la sociedad viene reclamando.
En primer lugar, cumplir con el estándar de justicia pronta, que los ciudadanos puedan controlar y participar activamente de los actos de gobierno, que la justicia ofrezca transparencia y que sus decisiones sean de calidad. Que sea dictada por un juez que comprenda el conflicto y que busque solucionarlo para el bien de todos.
Cumplir con el estándar de justicia pronta, que los ciudadanos puedan controlar y participar activamente de los actos de gobierno, que la justicia ofrezca transparencia y que sus decisiones sean de calidad.
Es necesario que el nuevo sistema le diga al juez que no es un iluminado o delegado de Dios, sino que es un ciudadano más, al cual por ciertas condiciones y especialidades se le ha asignado un rol que deberá desempeñar de manera eficiente, transparente y de cara a sus conciudadanos. Es decir, que lo ayude a comprender que está brindando un servicio y que servir implica ayudar al otro.
Esta y tantas otras nobles finalidades son las que se logran únicamente con la instauración de un sistema acusatorio, que hoy en día se aplica más en cuestiones relacionadas al derecho Penal pero que es útil para todas las ramas del Derecho.
Los ciudadanos deseosos de Justicia están hartos de las demoras exageradas, de conflictos que en lugar de resolverse son una eterna agonía. Ya sea se trate de una acción por daños y perjuicios, un tema de familia o incluso, la revisión de un contrato. Son procesos netamente escritos, en los cuales se realizan pocas audiencias orales, de las cuales rara vez participa el juez y que por ende amargan a las partes, porque no son escuchadas, mucho menos comprendidas.
De ahí la importancia de que la política resuelva de una vez la demanda que viene haciendo la sociedad y la única manera de lograrlo es a través de la instauración en todos los fueros de juicios basados en audiencias orales, donde los protagonistas son las partes, donde se les garantice la escucha activa, con jueces capacitados en técnicas de litigación, negociación y mediación. Donde pueda participar activamente la sociedad, presenciar las audiencias, las cuales además de orales y públicas deberán concentrarse para resolver cuestiones de una vez y donde se garantice la igualdad de los involucrados en una sociedad de iguales con amplia facultad de las partes de alegar y probar sus demandas sin distinciones.
De esta forma el juez rendirá cuenta de sus actos a través de sus resoluciones basándose exclusivamente en lo que ha percibido de manera directa a lo largo del juicio. Y al rendirle cuentas a la sociedad vuelve a ella y se separa de las presiones políticas o económicas que en el otro sistema escrito y oculto pudo haber padecido.
Ya no se evaluará a un juez por cuanto sabe de derecho o que tan difícil lo explica, sino por lo efectivo que fue al solucionar los conflictos que las partes le han planteado.
Eso sí es Justicia y eso es lo que pedimos y ofrece el sistema acusatorio adversarial.
* La Dra. Deborah Elizabeth Huczek es abogada, maestra Internacional en Litigación Civíl y Penal, CWSL, EEUU. Dictará el curso a distancia "Destrezas en litigación oral para todos los fueros" que comienza el 17 de octubre de 2018.