Un hombre demandó a su empleadora quien lo denunció por la supuesta sustracción de un sobre con dólares. Sin embargo, la Cámara Civil rechazó el reclamo pues no se logró demostrar la existencia de dolo o culpa grave en el obrar de la demandada.
La Sala A Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil rechazó la demanda impulsada por un trabajador. quien fue denunciado y luego sobreseído por un supuesto faltante de dinero. Todo ello en los autos “M., C. O. c/ B., M. C. s/ daños y perjuicios”.
Todo ocurrió en 2016, cuando el demandante cumplía tareas de limpieza y de organización para una futura mudanza en el departamento de la demandada. El trabajador fue denunciado por el supuesto hurto de 2.000 dólares estadounidenses que la demandada, según consta en la causa, había guardado dentro de un sobre que estaba debajo del colchón.
Finalmente, el demandante fue sobreseído en la causa penal, por lo que reclamó en sede civil un resarcimiento del daño moral derivado de lo que consideró una acusación calumniosa. En primera instancia se rechazó la demanda, ya que el juez de grado consideró que no se había acreditado que la actora hubiese obrado con dolo o culpa grave al realizar la denuncia de hurto contra el trabajador.
El actor apeló la decisión y sostuvo que la demandada actuó con dolo, dado que “en lugar de haberlo denunciado ante la policía como autor de hurto del dinero podría haberse limitado a denunciar la posible comisión de un delito de acción pública”. Esgrimió, asimismo, la emplazada “obró con ligereza y precipitación, ya que antes de radicar la denuncia debería haber verificado la participación del actor en el hecho”.
En este escenario, los jueces de la Cámara afirmaron que “el mero sobreseimiento del actor no es suficiente para que responda la denunciante”, sino que es necesario acreditar el dolo o la culpa grave de aquella.
Los camaristas también consideraron que “existían motivos suficientes como para que aquella pudiera suponer la posible autoría del ilícito, sin que su accionar en tal sentido se aprecie ni siquiera como negligente”, por lo que concluyeron que no se demostró la existencia de dolo o culpa grave en el obrar de la demandada.
Sobre esta cuestión, los magistrados sostuvieron que denunciar al actor como autor del delito “no denota per se la existencia de malicia”, y advirtieron que la supuesta sustracción del dinero sucedió cuando trabajaba en la casa de la demandada, con lo cual “resultaba razonable sospechar que aquel podría haber cometido el delito”.
Los camaristas también consideraron que “existían motivos suficientes como para que aquella pudiera suponer la posible autoría del ilícito, sin que su accionar en tal sentido se aprecie ni siquiera como negligente”, por lo que concluyeron que no se demostró la existencia de dolo o culpa grave en el obrar de la demandada.