La desigualdad judicial tiene su película

Con los planes truncos de presentarla en salas de cine por la pandemia,  Sebastián Schindel, director del film, debió cambiar los planes y finalmente “Crímenes de familia” fue estrenada en las plataformas Netflix y CineAr.

El policial protagonizado por Cecilia Roth, Miguel Ángel Solá, Sofía Gala Castiglione, Benjamín Amadeo, Yanina Ávila y Paola Barrientos, palabras más, palabras menos, muestra dos casos, unidos entre sí, que buscan retratar como la desigualdad de género, el dinero, el poder y los contactos juegan un papel fundamental en los procesos judiciales.

La película, basada en hechos reales, centra la historia en la lucha de Alicia (Roth) para sacar a su hijo (Amadeo) de la cárcel, quien está acusado de haber violentado de distintas formas a su ex pareja (Castiglione) y madre de su hijo. La mujer busca la complicidad de su marido (Solá) para agotar todas las opciones disponibles para evitar la condena, incluso si eso significa recortar gastos, que implican cambiar su estilo de vida, para contratar a un estudio de abogados corruptos.

Schindel define a su película como “la historia de tres mujeres que están dispuestas a hacer cualquier cosa por proteger a sus hijos. Tres mujeres que pertenecen a tres grupos sociales bien distintos, a tres realidades económicas bien dispares

El ámbito doméstico se cuela de una manera fuerte con la presencia de Gladys, la empleada doméstica (Ávila), quien muestra los secretos más oscuros que una familia que puede guardar, los sometimientos por las relaciones de poder y por la condición de mujer.

Schindel define a su película como “la historia de tres mujeres que están dispuestas a hacer cualquier cosa por proteger a sus hijos. Tres mujeres que pertenecen a tres grupos sociales bien distintos, a tres realidades económicas bien dispares, a tres tipos de educación completamente diferentes, y que de golpe se cruzan en un mismo camino”.

Sobre la desigualdad en el reparto de justicia que se ajusta, justamente a las realidades de las protagonistas, el director expresó: “es algo que venimos sintiendo todos los argentinos, más allá de las ideas políticas que cada uno tenga o del lado de la grieta que se quiera parar, que algo en la Justicia no está funcionando bien. Por eso la intención es que podamos reflexionar sobre eso”.

Si bien “Crímenes de familia” no busca generar misterio y desde sus primeras escenas una puede dilucidar de que se trata, podría tomarse como una película formativa, que muestra de manera clara como los casos que lo requieren, nunca serán justos sin la aplicación de la perspectiva de género.

El largometraje, de manera muy didáctica, aborda la violencia de género, las maternidades y sus formas, deseadas o no, el femicidio, el abuso sexual y las elecciones de vida que tenemos las mujeres , en muchos casos, por el simple hecho de haber nacido mujeres.

Si bien el entramados de las violencias es más complejo y presenta diferentes aristas, el personaje de Barrientos resulta central a la hora de entender como impacta el desconocimiento de los derechos. 

La película cuenta con el apoyo de ONU Mujeres, organismo de la Organización de las Naciones Unidas destinada a fomentar el empoderamiento de la mujer y la igualdad de género;  y la Organización Internacional del Trabajo (OIT).