La Justicia de Tierra del Fuego rechazó el pedido de excarcelación de un joven por grave compromiso adictivo drogas y se dispuso el tratamiento con acuerdo del procesado.
El Juzgado Correccional de Ushuaia, a cargo de Felicitas Maiztegui Marcó, rechazó el pedido de excarcelación de un joven por grave compromiso adictivo drogas y se dispuso el tratamiento con acuerdo del procesado.
El defensor solicitó la excarcelación de su asistido, argumentando que el encierro carcelario debería sustituirse por las medidas previstas en el artículo 282 del Código Procesal Penal.
En el expediente principal se le atribuyó el haber causado daños con patadas al móvil policial y resistirse al accionar de la policía, delito que se habría realizado en contexto de una exclusión del hogar por violencia hacia su pareja dispuesto por el Juzgado de Familia. Según los testigos, el joven se encontraba bajo los efectos de estupefacientes y alcohol.
La Fiscalía opinó favorablemente respecto a una propuesta de reparación integral del perjuicio entre el imputado y la Policía de la Provincia, mediante la entrega de un equipo proyector. Sin embargo, el fiscal se opuso a la excarcelación.
De acuerdo al dictamen de la psiquiatra forense, el joven, de 27 años, consume alcohol y droga, “caracterizado por la dificultad de controlar la cantidad ingerida, y síntomas de abstinencia como el aumento de la ansiedad, y el deseo imperioso de consumirla”.
“Se sugiere la realización de tratamiento psiquiátrico y psicológico en forma urgente...Se observa al momento actual peligrosidad social moderada, en virtud de sus antecedentes de vida y de personalidad y su proceder delictivo en los hechos que se investigan”, concluyó el informe.
A lo largo del proceso, el joven manifestó su intención de realizar tratamiento contra sus adicciones, por lo que la sentenciante concluyó “imprescindible la toma de consciencia de enfermedad y el impacto social que ello tiene”.
De este modo, la magistrada destacó la necesidad de que el joven encare un tratamiento. “No puedo liberarlo, precisamente, porque no está en condiciones psicofísicas de convivir pacíficamente en sociedad”, explicó.
“De tal modo es así, porque no puedo negar la realidad humana que atraviesa “el caso”, en el sentido de detenerme a pensar que el acusado en libertad, sin estar previamente organizado y dispuesto un dispositivo que garantice un tratamiento en su beneficio, será un factor serio y cierto de peligrosidad social, frente al consumo problemático e irrefrenable que tiene desde hace más de quince años”, continuó y destacó que en caso de salir en libertad, detenta peligrosidad moderada para sí y para terceros.
A lo largo del proceso, el joven manifestó su intención de realizar tratamiento contra sus adicciones, por lo que la sentenciante concluyó “imprescindible la toma de consciencia de enfermedad y el impacto social que ello tiene”.