Una comediante estadounidense (Sarah Silverman) y dos escritores (Christopher Golden; Richard Kadrey) demandaron a la empresa OpenAI Inc. y todo su conglomerado societario mediante una acción de clase por infracciones de derecho de autor, competencia desleal, negligencia y enriquecimiento sin causa solicitando medidas cautelares y el resarcimiento de los daños y perjuicios generados con su conducta.
En su escrito inicial explicaron que la acción tenía lugar por el software conocido como ChatGPT creado por la compañía demandada, que hace uso de la inteligencia artificial generativa para brindar información según los diferentes “prompts” que se le indiquen, todo ello de acuerdo a un modelo de lenguaje que se entrena a partir de millones de datos recopilados que sirven de base para brindar las respuestas que otorga el programa.
Los actores como autores de distintos materiales registrados con derechos de autor y en representación de una “clase” compuesta por otras personas que pudieran resultar igualmente afectadas con esta práctica de la IA, manifestaron no haber dado consentimiento al uso de su material protegido para el entrenamiento de ChatGPT, sin embargo, fueron utilizados igualmente según alegan en su demanda.
Presentaron como prueba los resúmenes que la IA había brindado al ser preguntada por sus obras en particular, …brindando resúmenes precisos lo que indicaba que se habían reproducido los mismos sin permiso, generando a su vez copias derivadas de su trabajo sin autorización y eliminando intencionalmente la información sobre gestión de derechos de autor (CMI) por lo que tampoco se atribuían los derechos a sus respectivos creadores.
Para llegar a esa conclusión, los actores relataron al tribunal que cuando se hacía preguntas al programa este respondía con resúmenes de los trabajos protegidos de los autores por lo que eso solo era posible si la IA fue entrenada con ese material.
Además, la empresa demandada se beneficiaba económicamente de esa práctica al brindar su servicio sin autorización de los escritores para el uso de sus escritos.
La acción se interpuso ante la Corte del Distrito Nordeste de California (EEUU) por tener su sede la empresa en esa jurisdicción.
Entre sus argumentos, los actores remarcaron que la empresa había revelado que sus distintas versiones de ChatGPT habían sido entrenadas con diferentes tipos de materiales entre los que se nombraban bases de libros con miles de títulos distintos entre los que los actores alegan se encontrarían los suyos, ya que presentaron como prueba los resúmenes que la IA había brindado al ser preguntada por sus obras en particular, entre los que nombraron a los libros “The Bedwetter”, “Ararat” y “Sandman Slime” de cada uno de los actores, brindando resúmenes precisos lo que indicaba que se habían reproducido los mismos sin permiso, generando a su vez copias derivadas de su trabajo sin autorización y eliminando intencionalmente la información sobre gestión de derechos de autor (CMI) por lo que tampoco se atribuían los derechos a sus respectivos creadores.