Molinos Cañuelas se opuso al registro de la marca “El Americano” por ser similar al signo por el registrado denominado “América” en idéntico renglón del nomenclador al tratarse ambos de harina. A fin de poder hacer cesar dicha oposición, la sociedad que solicitó la inscripción de la marca, inició acciones judiciales.
El magistrado de grado hizo lugar a la demanda, ordenando el cese de la oposición, por lo que la demandada recurrió ante la Cámara de Apelaciones sosteniendo la confundibilidad de su signo; sin desconocer la antigüedad del molino que le dio nombre a la marca de la contraria.
Los camaristas analizaron la cuestión desde los hechos, y posteriormente, desde la gramática, fonética y gráfica de los signos en disputa.
Advirtieron que “El Americano” responde al nombre de un molino construido en 1886 a cuyo producto se le ha adosado desde entonces la marca del mismo nombre. Su renombre fue reconocido especialmente en la zona en la cual se encuentra asentado, Rosario del Tala, Entre Ríos.
Observaron recortes de diarios de 1970, en el cual el periodista se refería al molino –que sufrió un incendio en 1966- como una de las industrias tradicionales de dicha región, cuya reapertura significó mucho para la localidad.
Cotejaron la documentación contable, informándose que desde 1992 ha exportado las harinas “El Americano”, siendo reconocida así en el ámbito internacional.
Habiendo convivido con la marca de la recurrente desde por lo menos 1992, no encontraron en este punto razones para que sea viable la oposición al registro de dicha marca.
También desvirtuaron el parecido de las marcas de manera abstracta, ya que están compuestas por diversa cantidad de palabras y de letras, con significados diferentes. Fonéticamente tampoco serían confundibles, y los logos utilizados para resaltar la marca no son parecidos.
Por ello, los magistrados confirmaron la sentencia de primera instancia, ordenando el cese de la oposición a la marca.