Me volvió loco tu forma de ejercer

Los casos se replican y en muchas ocasiones tienen que ver con cuestiones de estrés, pero las licencias psiquiátricas están presentes en el trajín cotidiano de la Justicia. De hecho, la polémica se suscitó en este sentido en la Cámara Alta, cuando el pliego de Alicia Nieves D´Alessandro, propuesta para un juzgado de Trabajo de Capital Federal, fue impugnado por las licencias que se tomó durante algunos meses.

 

La postulante alegó que sufría de maltrato laboral de parte de la titular de otro juzgado, y la cuestión fue puesta de relieve en una reunión de la Comisión de Acuerdos en la que recibió las impugnaciones. En esa ocasión, la postulante afirmó que la idea no era remarcar esta cuestión en ese momento, pero desde luego, explicó los motivos que la llevaron a solicitar estos permisos.

 

Esto marca una discusión que muchas veces se ha suscitado en torno al ejercicio de la magistratura: ¿En qué punto el ejercicio de la magistratura se puede ejercer frente a estos cuadros psiquiátricos? Diario Judicial consultó a varios expertos al respecto, y, valga la aclaración, no fue una pregunta relativa al caso particular de la postulante antes mencionada.

 

Miguel Ángel Maldonado, psiquiatra forense, aseguró a Diario Judicial que “la licencia psiquiátrica no es en sí estigmatizante. Cualquiera puede requerir una licencia de este tipo, por ejemplo, después de un gran esfuerzo a nivel laboral. Ahora, si esa licencia es prolongada o la toma de ellas es repetida en el tiempo, yo antes de una designación en un cargo de magistrado haría una evaluación exhaustiva psicológica y psiquiátrica”.

 

El profesional remarcó que, además, también deben ser considerados los aspectos psicológicos porque los test administrados por los integrantes de esta rama profesional pueden servir para detectar de forma rápida y de manera más o menos expeditiva la “organicidad”.

 

“Concretamente cuando hablo de organicidad hablo de algún padecimiento orgánico, como puede ser a partir de cierta edad la generación de un proceso involutivo, es decir, que el cerebro de un individuo empiece a perder capacidad. Sobre todo de las capacidades cognitivas, que son las de aprender, de relacionar conocimientos. Para que se entienda de manera sencilla, se va perdiendo inteligencia, capacidad mental”, explicó el psiquiatra.

 

Esta afirmación nos remite a otro caso de renombre en las últimas semanas, y es nada menos el relativo al integrante de la Corte Suprema de Justicia de la nación, Carlos Fayt, sobre quien pesan acusaciones de parte del oficialismo debido a, precisamente, la presunta falta de capacidad para ocupar el cargo que tiene por su avanzada edad: 97 años.

 

La gran cantidad de acusaciones que se hicieron en este sentido hicieron que, por ejemplo, fuera noticia que el miembro del Máximo Tribunal nacional saliera de su casa para ir a un Acuerdo de la Corte. En una de esas ocasiones, afirmó que se encontraba bien con una frase corta y taxativa. De esa pequeña declaración salieron grandes conclusiones de parte de quienes apoyan su continuidad en el cargo y de quienes se mostraron en contra de ello.

 

Entonces, el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, pedía que Fayt se mostrara en público para que se pudiera “exteriorizar” su estado de salud. La titular de la Comisión de Juicio Político de la Cámara Baja, Anabel Fernández Sagasti, precisó entonces que si los "funcionarios de la Corte y los colaboradores de Fayt no asisten (a un encuentro del órgano parlamentario a donde fueron convocados), tenemos derecho a presumir que ocultan algo".

 

Maldonado ahondó en su opinión y señaló, finalmente, que “no estigmatizaría a aquel postulante a magistrado que haya tenido una carpeta psiquiátrica. Pero si esa carpeta se ha prolongado o se ha repetido mucho a través del tiempo, en ese caso extremaría los estudios, porque es evidente que sin incapacitarlo para todo tipo de trabajos representa, de alguna manera, un obstáculo”.

 

Por su parte, el psiquiatra Claudio Plá señaló que el tema de las licencias “siempre es polémico. En principio no se puede generalizar porque cada licencia psiquiátrica puede responder a distintos problemas. Algunos de ellos, normalmente, están ligados a la depresión, la ansiedad, o la desorganización de la personalidad, aunque pongamos que las licencias psiquiátricas son usualmente ligadas a los dos primeros”.

 

“Es un abanico enorme, no es lo mismo tener un ataque de pánico, un estrés post-traumático o un trastorno obsesivo compulsivo (toc). Son todos cuadros de diferente envergadura y de diferente compromiso en lo que hacen a las funciones psíquicas superiores: atención, concentración, etcétera. Los cuadros depresivos también tienen una variable bastante amplia. Que una persona tenga altibajos no es lo mismo que una depresión que puede ser por duelo, que es otro cantar, que no necesariamente afecta a la función”, aseveró el profesional.

 

Plá consignó que si bien es un caso mucho menos común, también puede haber un cuadro de desorganización mental del estilo de “cuadros psicóticos”, trastornos de personalidad: explicó que un brote psicótico, si bien se puede dar, es menos común. 

 

El psiquiatra también aclaró que “nosotros podemos dar cuenta de cómo está una persona en un determinado momento y no podemos decir cómo va a estar en 48 horas o un mes. A veces nos preguntan si va a tener un acto agresivo y no podemos asegurarlo porque puede que en algún momento se toque la fibra que lo active, pero también, puede que no. Los diagnósticos son propios del momento en el que se encuentra la persona”.

 

“Hoy podemos decir que un magistrado no puede atender un estrado judicial o un caso cualquiera, pero no podemos saber si después de un tiempo hace un proceso evolutivo y vuelve a estar listo para llevar a cabo su tarea. Por eso se arman evaluaciones conjuntas e interdisciplinarias, porque esto no es matemática y tampoco es fácil ponerse de acuerdo sobre un cuadro”, especificó el profesional.

 

Por su parte, José Coppola, también médico psiquiatra, afirmó que una persona que presenta una licencia psiquiátrica prolongada muestra “su vulnerabilidad. Y en estos cargos, uno siempre está expuesto a presiones de todo tipo. El trabajo es muy estresante y esto puede ser un indicio de que una persona no está lista para ocupar un puesto de funciones tan complejas”.

 

“El desempeño, teóricamente, no puede presumirse como bueno: una persona vulnerable al estrés tiene que entender lo que afronta ante estos cargos. Si uno quiere ser bombero y no soporta situaciones difíciles tendrá dificultades para ejercer la función”, expresó el profesional, quien también aclaró: “Todo depende del cuadro que presente la persona y la situación particular que esté atravesando”.