La Cámara del Crimen convalidó el procesamiento de un hombre que vendía en su local fotocopias anilladas de libros originales, pero omitía poner el nombre de la empresa editora.
La Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional confirmó el procesamiento de un hombre, titular de un local comercial, que distribuía sin autorización fotocopias anilladas de libros originales y omitía el nombre de la empresa editora.
El hombre fue denunciado por la titular de los derechos de unos libros didácticos de portugués, quien detalló que los vendía en formato fotocopias en blanco y negro y bajo el título ´Portugues I 2018´, sin ninguna autorización y omitiéndose además el nombre de la empresa editora como las demás cuestiones que hacen a la titularidad de los derechos intelectuales.
El procesado comercializaba las fotocopias anilladas a $220, cuando los originales tenían un precio de $700 y $300, respectivamente. Declaró que lo hacía a pedido de estudiantes de una Universidad con la que tenía un convenio.
La defensa se limitó a cuestionar la calificación legal y sostuvo que, por aplicación del principio de especialidad, correspondía encuadrar el hecho en el artículo 29 de la ley 25446, extremo que incidiría en la procedencia de un eventual planteo de extinción de la acción penal por pago voluntario de la multa.
En la causa caratulada “K., E. s/procesamiento”, los jueces detallaron que "la reproducción de partes de libros, sin la debida autorización de sus autores, en perjuicio del derecho de propiedad intelectual de éstos, cuando se ejecuta obteniendo un lucro, encuadra en la figura que tipifica el art. 72, inc. "a" de la ley 11.723, sin que en el caso resulte aplicable el art. 29 de la ley 25.446 de Fomento del libro y la lectura, que no abarca las hipótesis en las que la reproducción importa una actividad económicamente rentable".
En esa línea, los magistrados explicaron que las obras copiadas se vendían al público en general y, al prestar declaración indagatoria, el propio imputado refirió que el local se dedicaba a la reproducción de fotocopias por pedido, extremo que demuestra que lucraba con aquéllas.
El procesado comercializaba las fotocopias anilladas a $220, cuando los originales tenían un precio de $700 y $300, respectivamente. Declaró que lo hacía a pedido de estudiantes de una Universidad con la que tenía un convenio.