En el 27° homenaje a los hombres y mujeres más sobresalientes de la Justicia y “con la intención de resaltar la idoneidad y trascendencia de los mejores profesionales del derecho”, la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES) entregó al presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Horacio Rosatti, el Premio Justicia 2024.
Fue en una ceremonia realizada en la sede del rectorado de la Universidad, donde el decano de la casa de estudios, Gastón O'Donnell, le entregó el premio que también recibieron otros supremos como Jorge Baqué, Elena Highton de Nolasco, Carmen Argibay y Ricardo Lorenzetti y en la que dijeron presente el ministro decano de la Corte, Juan Carlos Maqueda, integrantes del Consejo de la Magistratura, camaristas, jueces y funcionarios judiciales de distintos tribunales.
Durante su exposición titulada "Pasión y Constitución", Rosatti subrayó la relevancia de “recobrar, para el derecho, el valor de las emociones y los sentimientos”. En su discurso, de carácter académico, realizó un recorrido histórico a través de las ideas de diversos pensadores, destacando el quiebre que se produjo con el dogmatismo medieval a partir del racionalismo antropocéntrico moderno. Este cambio de paradigma influyó en múltiples campos, como la astronomía, la filosofía, la política y la religión, y fue crucial para el surgimiento del constitucionalismo, el cual sentó las bases para los procesos revolucionarios que condujeron a la organización de los Estados en torno a normas y constituciones que inspiraron a gran parte de Occidente.
Según Rosatti, el modelo de progreso indefinido basado en la razón entró en crisis a mediados del siglo XX y “puso en revisión el criterio de que solo a través de la razón podemos acceder al conocimiento”.
“Algunos autores comienzan entonces a poner en entredicho, desde distintas disciplinas, la capacidad de la racionalidad llevada al extremo para acceder al conocimiento o, en el caso de los jueces, para llegar a la mejor decisión final”, añadió.
Posteriormente, Rosatti expresó su interés en “incorporar factores de emocionalidad a la Constitución” y “cruzarla con determinados sentimientos”, considerando que ya no debe entenderse “como un documento histórico, nostalgioso”, sino “como un contrato social instrumental que, bajo determinadas premisas, está en condiciones de regular la convivencia social hacia el futuro”. En todo proceso revolucionario, destacó Rosatti, “la pasión y las emociones terminan consolidándose en un texto que después empieza a tener vida propia”. Sin embargo, señaló que “a medida que van pasando las generaciones”, los jueces que interpretan ese texto “están cada vez más lejos del fenómeno histórico y de las pasiones que generaron ese documento”, lo que puede llevar a que las palabras adquieran significados distintos a los originales.
En su discurso, Rosatti mencionó tres sentimientos que pueden influir en un texto constitucional: el altruismo, el egoísmo y la envidia. A tres décadas de la reforma constitucional de 1994, en la que participó como convencional, valoró el consenso alcanzado en esa ocasión. “Había enconos, recelos y desconfianzas, sin embargo, se dejaron de lado y se pudo lograr un acuerdo, un proyecto común”, señaló. “Tal vez haya sido el último acto de política grande de la Argentina. Más allá de sus contenidos, se reivindica como legado la construcción de ese consenso como una actitud que no desdeñó los sentimientos y las pasiones para lograr una obra colectiva”, añadió.
Finalmente, Rosatti instó a explorar alternativas para la resolución de controversias, ya que “cada vez más, la conflictividad se proyecta casi automáticamente a la judicialización” y “no hay filtros que permitan resolver los conflictos sin caer en los tribunales”. Asimismo, enfatizó que los jueces deben “revalorizar el factor emocional, el impacto de las nuevas disciplinas en el acceso al conocimiento, y entender que la norma no es solo texto, sino que detrás de ella hay una historia y un fundamento que nos interpela en el presente”.
Concluyó afirmando: “Hay que ver a la Constitución como texto vivo, la norma ordenadora que siempre tiene capacidad, potencia, y reclama vigencia sostenida. La Constitución no es solo texto: es también pasión, emoción y sentimiento”.
Concurrencia judicial
Varios representantes de la Justicia se congregaron en el acto Entre los asistentes se encontraron los consejeros Hugo Galderisi, Alejandra Provítola, Álvaro González y Miguel Piedecasas, los jueces de la Cámara Federal de Casación Penal Gustavo Hornos, Alejandro Slokar, Daniel Petrone, Diego Barroetaveña, Carlos Mahíques y Juan Carlos Gemignani. Los magistrados del fuero penal federal como Sebastián Casanello, María Eugenia Capuchetti, Sebastián Ramos y Julián Ercolini; el juez en lo Penal Económico Pablo Yadarola; el juez de la Cámara Federal de La Plata Roberto Lemos Arias, y el juez de la Cámara Federal de Rosario, Aníbal Pineda, tambén dieron presente
Por la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo Federal estuvo presente su titular, Jorge Morán y los camaristas Sergio Fernández y José Luis López Castiñeira; Macarena Marra y Enrique Alonso Regueira, magistrados de primera instancia también estuvieron en el acto. A ellos se sumó el presidente de la Cámara Federal de la Seguridad Social Walter Carnota. Por la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo dijo presente el también ex consejero, Mario Fera.
Karina Leguizamón, presidenta del Consejo de la Magistratura de la CABA, Andrés Basso, presidente de la Asociación de Magistrados y Funcionarios de la Justicia Nacional y su vicepresidenta, la jueza laboral María Elena López, fueron parte del acto, al cual también concurrió el presidente de la Federación Latinoamericana de Magistrados, Marcelo Gallo Tagle.
Por parte del Tribunal Superior de Justicia de la CABA estuvieron Inés Weinberg de Roca y Marcela De Langhe; la Suprema Corte bonaerense contó con la presencia de Daniel Soria e Hilda Kogan. También la secretaria gremial de la Unión de Empleados de Justicia de la Nación, Mara Fernández; el presidente de la Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Buenos Aires, Juan Carlos Cassagne; la presidenta de la Asociación Argentina de Derecho Constitucional, Marcela Basterra; Jorge Vanossi, miembro de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, y el titular de la Dirección de Asistencia Judicial en Delitos Complejos y Crimen Organizado del Poder Judicial de la Nación, Juan Tomás Rodríguez Ponte.
Asimismo, en vísperas del Año Nuevo Judío, estuvieron presentes el gran rabino de la AMIA, Eliahu Hambra; Héctor Sauret, rector de la Universidad de Concepción del Uruguay; Carlos Salvadores de Arzuaga, rector de la Universidad del Salvador; Eugenio de Palma, rector de la Universidad Católica de Santa Fe; Enrique del Precio, rector de la Universidad de San Isidro, y Alberto Garay, presidente del Colegio de Abogados de Buenos Aires.
Entre quienes enviaron sus adhesiones se encuentran el ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Ricardo Lorenzetti; Luis Lucena, rector de la Universidad Católica de Santiago del Estero; Luis Ovsejevich, presidente de la Fundación Konex; Ricardo Gil Lavedra, presidente del Colegio Público de la Abogacía de la Capital Federal, y la jueza federal María Servini de Cubría.