Un extranjero que fue de visita a la ciudad de El Calafate en Santa Cruz para ver el Glaciar Perito Moreno y sus vacaciones terminaron con avión demorado y una investigación penal en su contra. La razón: una supuesta amenaza de bomba.
Es que el hombre compareció al aeropuerto para continuar su viaje hacía Ushuaia y al momento de despachar su valija la encargada del mostrador de la empresa Flybondi le realizó las preguntas de seguridad obligatorias respecto al contenido de la valija y el pasajero, según se alegó, habría respondido que tenía una bomba.
Según el relato de la empleada, el hombe utilizó un tono intimidante y tras responder, la operaria le inquirió que no correspondía hacer ese tipo de bromas, que activarían una serie de medidas de seguridad, sin embargo, el imputado tras el comentario se limitó a retirarse del mostrador sin mediar palabra, lo que efectivamente dio como resultado la intervención de las autoridades de seguridad.
Tras activarse el protocolo, se tuvo que llamar al servicio de salvamento e incendio de la policía federal argentina, a una ambulancia y al personal de la empresa de emergencias, por lo cual se desalojó a 250 personas que estaban en el aeropuerto o en aviones dispuestos a despegar hasta que el personal especializado en explosivos descartó la presencia de materiales peligrosos.
La defensa expresó que todo se debió a una barrera de idioma, ya que el pasajero no hablaba español… la confusión se habría dado porque el pasajero respondió “no tengo una bomba”, mientras que la trabajadora entendió “tengo una bomba”.
El caso terminó en una investigación penal bajo la carátula “P. J. T. s/ Entorpecimiento de Servicios Públicos”, que se tramitó ante el Juzgado Federal de Río Gallegos, donde la defensa expresó que todo se debió a una barrera de idioma, ya que el mismo no hablaba español.
El juzgado ordenó el procesamiento con prisión preventiva como autor de los delitos de intimidación pública en concurso ideal con entorpecimiento de servicios públicos, pero la decisión fue apelada.
Ante la Cámara Federal de Comodoro Rivadavia, se agravió el imputado dado que la confusión se habría dado porque el pasajero respondió “no tengo una bomba”, mientras que la trabajadora entendió “tengo una bomba”.
La defensa alegó que el supuesto tono intimidante o la postura observada por la encargada partían de una visión subjetiva y que la supuesta amenaza de bomba del imputado no fue respaldada ni siquiera por indicios por lo que solicitaron el sobreseimiento.
Finalmente, los jueces Javier Leal de Ibarra y Aldo E. Suarez admitieron el planteo, revocaron el auto y decidieron sobreseer al imputado dado que según las circunstancias y escasas pruebas del caso “el hecho no se cometió”.