Para el que así lo haga, propuso la incorporación en la Ley 451 del Régimen de Faltas de un artículo que impondría multas de mil y hasta cinco mil pesos o arresto de dos a diez días.
“El alcoholismo constituye una patología fuertemente instalada en nuestra sociedad, y si bien este dato, por sí mismo, denota una situación social preocupante existe otro emergente que debe ser tenido en cuenta y que expresa con mayor crudeza la evolución de esta morbilidad, la incorporación de grupos etarios cada vez más jóvenes al círculo de los bebedores excesivos”, consideró el legislador en su iniciativa.
Esta iniciativa es novedosa puesto que hasta el momento el Código Contravencional porteño sólo prevé multas o días de arresto a quien suministrase bebidas alcohólicas a menores de edad, o al comerciante que lo haga en el horario comprendido entre las 23 a 8 horas.
En su proyecto, Ingaramo hizo hincapié en el problema del alcoholismo que afecta a los jóvenes, y en ese sentido aseguró que ello conlleva “la alta probabilidad de ingresar a la carrera de la drogadependencia, puesto que está comprobado que en la mayoría de los casos las bebidas alcohólicas son las puertas de entrada a acciones más duras e irreversibles”.
Además, las consecuencias que trae aparejado el consumo de alcohol que implica “peligro para terceros, al activar mecanismos conductuales agresivos, violentos e irresponsables”. Con ello, se refirió entre otros a los accidentes de tránsito, los desmanes, las peleas familiares, etc.
“La permisividad social absoluta hacia el consumidor de bebidas alcohólicas —que en realidad no se distingue en nada de la indiferencia— favorece los daños que la ingesta descontrolada acarrea, terminando por causar la degradación individual frente a una aparente tolerancia del ser colectivo”, según el proyecto del legislador.
“Esto supone disponer de una legislación dirigida a proteger a los vecinos y a sus familias que, en soledad y sin el apoyo de las instituciones, se debaten en la impotencia ante la creciente presión de un ambiente hostil y amenazante, que no brinda a muchos jóvenes e incluso adultos ningún tipo de contención social”, concluyó.