Uno de los logros del hábeas corpus, presentado en abril de 2005 por el titular de la Comisión de Cárceles de la Defensoría General de la Nación, Sergio Paduczak, y el procurador penitenciario, Francisco Mugnolo, fue reducir considerablemente la superpoblación en el penal, aunque hoy sigue por encima de sus capacidades.
En abril de 2005 había alojados 2342 presos y al cierre del hábeas, el 18 de mayo último, la cantidad de internos asciende a 1764 con una capacidad real de 1694.
Según la resolución de la magistrada, titular del Juzgado de Instrucción N 25, en estos dos años el Ministerio de Justicia y la dirección del penal refaccionaron el CRESIDA (pabellón de internos con HIV); solucionaron la acumulación de basura con la provisión de tachos metálicos y contenedores; implementaron un plan de visitas de familiares de los detenidos; repararon calefones e instalaron termotanques; entregaron elementos de higiene personal, colchones y frazadas a los detenidos.
Pero también quedaron cosas pendientes. En esa línea, la resolución judicial destaca que en mayo se iba a comenzar con tareas de refacción por las malas condiciones de los baños y las cloacas y la realización de todos los cerramientos del módulo 2 de la unidad.
Si bien la jueza destacó que “se ha podido paliar la mayoría de los problemas que presentaba” la unidad penitenciaria, también advirtió que a pesar de las mejoras “de manera alguna este cierre implica considerar a esta cárcel como modelo”.
“En conclusión, más allá de los arreglos que necesariamente deben realizarse en la unidad en las diferentes plantas, en mayor medida relacionado con las instalaciones sanitarias, la infraestructura de los diferentes módulos y el mayor cuidado de la limpieza, lo cierto es que en el marco de esta presentación, el control de ejecución del compromiso asumido se ha agotado”, sostuvo López González.
La última modificación en Devoto fue la refacción total del módulo 1, con capacidad para 400 internos, que el ministro de Justicia, Alberto Iribarne, el 22 de mayo, cuatro días antes del cierre del hábeas.
Cuando el reclamo fue presentado, Paduczak y Mugnolo sostuvieron que “se ha podido verificar que la unidad no guarda las condiciones mínimas para la seguridad física de los interno. En la mayoría de los pabellones se carece de agua caliente, el servicio de cloacas es deficitario, los baños de la mayoría de los pabellones se encuentran en pésimas condiciones sanitarias, hay pabellones donde se carece de luz artificial, ni siquiera se puede hablar de calefaccionar ya que eso no existe”.