Mediante esta modificación lo que se busca es, literalmente, agrandar la letra chica de las bases y condiciones de las promociones que realicen las empresas en cuanto a las ofertas y productos.
Ello a raíz de que al ser “muy frecuente que las empresas publiquen en revistas, diarios y otros medios gráficos, ofertas de productos con una gráfica atractiva por su color, imágenes y el tamaño de sus letras”. Lo que genera que “las bases y condiciones de venta, impresas al final, se realizan con una letra tan pequeña que el consumidor, en líneas generales, no le presta atención” expresa entre sus fundamentos el proyecto.
Además agrega que esta utilización de las tipografías posee un objetivo de distracción hacia el consumidor “para que sólo preste atención a lo que a la empresa le interesa con el fin de inducirlo a la compra, obviando lo que vulgarmente se conoce como la letra chica”.
Aunque la empresa igualmente “cumple con su obligación de informar, por ejemplo, stock, financiación, intereses, etc”, implícitamente realiza esta acción de distracción.
“En los textos publicitarios sobre las condiciones de compra mediante cualquier sistema, deberán estar resaltadas con una letra de fácil lectura y cuyo tamaño sea, como mínimo la mitad del promedio de medida de las letras del texto de venta”, dirá el articulo 8 de la ley de Defensa del Consumidor en caso de avanzar la iniciativa en el Parlamento.
El proyecto, impulsado por el diputado nacional Juan Carlos Scalesi, se encuentra en las comisiones de Comercio y de Defensa del Consumidor, del usuario y de la competencia de la Cámara. Aunque bien sabido es que por estos días, en los que las elecciones acaparan las horas en las que los diputados trabajan, bajan rotundamente el tratamiento de las diversas iniciativas, incluso, en las comisiones.